Cierra los ojos y dibuja en tu mente misteriosos sucesos
Bueno, bueno, bueno,… si hay algo que atrapa a los participantes de nuestros tours son las leyendas del barrio de Santa Cruz.
Imposible escapar a la emoción que despiertan los relatos que os contamos, mientras recorremos todos los rincones de este barrio emblemático de Sevilla.
Te podemos asegurar que no podrás despegarte de las explicaciones de nuestros guías: Imagina el mismo lugar en el que te encuentras y retrasa el reloj varios siglos. Una época donde sucedieron cosas sobrenaturales con difícil explicación.
¿No te haces idea del tipo de sucesos de los que te estamos hablando?
Te dejamos algunas pistas.
El escenario no puede ser mejor: calles serpenteantes, rincones con encanto y plazas que esconden maravillosos secretos
Comienza a callejear por la Judería dentro de tu cabeza en otra época.
¿Puedes ver de lo que te hablamos? Los comerciantes judíos vivían en esta parte de la ciudad que se movía bulliciosa con el ir y venir de personas.
Ahora que estás en situación, empieza a disfrutar de los cuentos que dicen que ocurrieron en estas manzanas de casas.
La leyenda de la Calle Pimienta
Aunque es una de las vías más angosta de Sevilla, encierra una de las historias más versionadas del barrio de Santa Cruz.
Una de ellas habla de un comerciante judío de especias que no estaba atravesando una situación económica muy buena y blasfemaba como si aquello fuera un castigo divino. Cuando conoció el arrepentimiento se echó a llorar, pero de sus ojos en vez de lágrimas brotaron ramas de pimienta.
Otra historia narra como un judío le fue a pedir a su casa a un cristiano un poco de pimienta. Aunque este no se la dio, le dijo que no se preocupara porque -”Dios provee”- A la mañana siguiente, cuando el judío se levantó, encontró un árbol de pimienta en la puerta de su casa.
La última de las versiones tiene menos encanto. Se atribuye al nombre de la calle al Caballero de la Pimienta que se supone que vivió allí.
La Susona o la triste historia de Susana Ben Susón
Hija de un banquero judío converso (Diego Ben Susón), monísima ella, es la protagonista de otra leyenda del barrio de Santa Cruz.
Resulta que la buena muchacha era amante de un militar cristiano y se fue de la lengua con él, cuando se enteró de que los judíos preparaban un complot.
Aquello fue una escabechina y cayeron como pajarillos, muriendo muchísimos de ellos (hasta los miembros de su familia).
Se dice que ante la emboscada se podía salir por dos sitios y dependiendo del que eligieron, unos murieron y otros vivieron. Estas dos calles, en la actualidad, se llaman calle Vida y calle Muerte.
Abatida, la bella Susana, pidió para mostrar su arrepentimiento que, cuando muriese, dejasen su cabeza colgada a la vista de todos. Cuenta esta leyenda del barrio Santa Cruz que allí permaneció por muchos años (¡Qué asquito!).
Hoy queda como recuerdo, un azulejo con su cráneo representado.
Calle de Barrabás: un caballero pendenciero protagoniza una de estas leyendas del Barrio de Santa Cruz
Debajo del indicativo de la calle Lope de Rueda, se puede ver otro más pequeño que cuenta que hasta el año 1840 se llamó Calle de Barrabás.
Así apodaban al personaje que vivió en esta vía. Imaginaos lo malísimo que era.
El relato transcurre en el Siglo XVII cuando residía allí el Caballero Fernando Ortiz de Melgarejo.
El señor tenía mucho poder, … y mucha afición a la vida alegre también.
Le gustaba frecuentar los antros de la ciudad y darle al bebercio sin piedad.
Se había echado una amante casada con otro caballero, pero parecía importarle tan poco que, en la Procesión del Corpus, se le ocurrió dar un campanazo. Se asomó a un balcón de la calle Cuna con ella.
Como es normal, el mosqueo de la mujer de Fernando fue mayúsculo y ni corta ni perezosa mandó envenenar a su amante. Hecho que fue vengado por él matando a su esposa.
Y como aquí no se salva ni el apuntador, pasado un año, Don Fernando Ortiz de Melgarejo también fue abatido en duelo por el caballero mancillado, esposo de la amante fallecida.
La zona de espíritus escondidos
Y si lo que te mola es lo sobrenatural, lo que da canguelis de verdad, escucha esta historia ubicada en la Calle Fabiola.
En el 8 exactamente, el alma del Cardenal Wiseman se dedica a encender y apagar luces.
Sevillano de nacimiento, decidieron no hacerle caso cuando dejó escrita su voluntad de reposar eternamente en su ciudad natal. Le dieron sepultura en Westminster.
Parece que se ha picado desde el otro mundo.
En el patio de la calle Aire se ve a una muchacha con indumentaria de época que, muy triste, vierte sus lágrimas sobre una fuente.
Se cree que es el espíritu de una chica que decidió quitarse la vida por un desamor y cuyos restos se encontraron allí.
Si nos vamos a la calle Madre de Dios, también se habla de la visión de una mujer con un candelabro vagando desde el más allá. ¿Será que su alma se quedó atrapada en un orfanato cercano que era regentado por monjitas?
Historia de Miguel de Mañara
Fue el fundador del Hospital de La Santa Caridad y tiene detrás un relato tan apasionante como tétrico.
Se dice que en Sevilla, en el Siglo XVII, cuando vivía este personaje, existió una pequeña calle estrecha y corta que hoy en día ha desaparecido y que tenía forma de ataúd.
Fue en esta vía donde el caballero notó un golpe fuerte que lo llevó al suelo.
La calle estaba desierta. A pesar de eso, este señor y el paje que lo acompañaba oyeron: “Traigan el ataúd que ya está muerto”.
Imagina el cuerpo que se te tiene que quedar.
Si a eso le sumamos que venían desde las inmediaciones de la Iglesia de Santa Cruz y ambos habían escuchado cánticos fúnebres estando el templo vacío, para flipar.
En realidad, cuenta esta leyenda del Barrio de Santa Cruz que estos hechos le salvaron la vida porque en su casa estaban esperándolo para asesinarlo.
Casi nada.
Hoy puedes ver un azulejo que conmemora esta narrativa dentro del hospital de La Caridad.
Más allá de sus leyendas, el Barrio de Santa Cruz alberga rincones inolvidables
Te gusten o no estos tipos de relatos, lo que no te puedes perder es un buen paseo por sus tortuosas calles para disfrutar de todas las esquinas con ese encanto tan especial.
Un lugar que sirvió de inspiración al Tenorio (allí fue donde Doña Inés lo enamoró perdidamente), no puede dejar de incluirse en tu itinerario por la capital hispalense.
Un clic aquí y te lo contamos todo mientras recorres este idílico barrio.
Imágenes | Guías y Tours, Hotel Doña María, María Trifulca
